lunes, junio 19, 2006

Argentina: pingüinadas

Crónicas del desastre...

TRAGAFUEGO

“Abre la boca y se quema”

Dispénseme el amable lector la ironía pero –habida cuenta del nivel de la política argentina de hoy- solamente cabe tomarla en son de chanza, a fuer de lo primitiva que es y de la desvergüenza con la que nos es regalada -cada día- desde el Olimpo del poder de turno.

Después del desafortunado (de alguna manera hay que llamarlo) tropezón de nuestro temperamental pingüino en el acto del Día del Ejército, celebrado en el Colegio Militar de la Nación, papelón sobre el que habría sido advertido de antemano por algunos elementos afines con que –todavía- cuenta en la Fuerza y que habría desoído con su habitual soberbia y ayudado por los consejos de los obsecuentes de turno, quedó lo suficientemente malparado como para acometer contra su entorno, al que consideraría responsable del mal momento vivido.

Como agregado a esta “gaffe” es de hacer notar que ocho generales no asistieron al acto, que la mayoría de los restantes lo hizo de civil y que varios de los ocupantes del palco se retiraron antes de concluir el discurso presidencial, amén de los que dieron la espalda al orador al advertir el tenor en el que derivaba esa verdadera joya de la oratoria.
Recuérdese que nuestro amado líder no tolera los errores y los castiga sin dudar –aún entre sus más íntimos- caiga pato o gallareta.

En ese contexto, el general Bankito podría ser renunciado o trasladado al Estado Mayor Conjunto y la inefable Nilda estaría en la cuerda floja, toda vez que existirían archivos que la comprometerían como doble agente durante la etapa álgida de la guerra sucia, cosa que le habría permitido sobrevivir (como a tantos otros) previa entrega de sus entonces camaradas, los “jóvenes idealistas” que quisieron –atentando contra la Nación y cometiendo el delito de traición a la Patria- imponer el modelo castro-cubano en la Argentina.

Dicen que no hay nada más fanático que un converso y estaríamos ante esa especie, con el agravante que aplica aquello de que “no hay mejor defensa que un buen ataque” y eso –atacar- ha sido lo único que la hemos visto hacer contra la institución castrense, pues –al parecer- no tiene luces para otra cosa.

En todo caso, “K” mostró la hilacha (Martín Fierro-José Hernández dixit) en dicho acto y –al manifestar que no tenía miedo- demostró exactamente lo contrario, como veremos luego.

Así, trémulo de justa ira, no vaciló en firmar el decreto para aplicar sanciones a los oficiales retirados que participaron en el acto del día 24 (en recuerdo de las víctimas del terrorismo apátrida y transformado por las usinas de propaganda oficial en una “apología y/o reivindicación del terrorismo de estado”), pero solamente se sancionó a cuatro cuadros por la presunta falta de haber permitido el ingreso al Colegio Militar de la Sra. Cecilia Pando de Mercado y de madres de cadetes de los Liceos Militares que amagara cerrar, quienes lo interpelaron durante su alocución.

Como todo personaje autoritario, adolece de un enfermizo temor al fracaso y al ridículo y –llevado por su inmanejable temperamento- ya ha caído en ellos, comienza a ver adversarios por todas partes y cree (¿realmente?) que nos someterá por la sola fuerza de la prepotencia.

Vano intento, toda vez que esta rusticidad sirve solamente para poner de manifiesto su creciente debilidad y –cualquiera con dos dedos de frente- no puede tomarlo ya en serio.

Un breve aparte sobre las razones de la obediente conducta del General Bendini (Bankito para los amigos, desde el bochornoso acto que protagonizara al bajar los cuadros de Videla y Bignone). Se le sigue un juicio penal por mal manejo (es un decir) de los dineros destinados a la unidad que comandaba en Río Gallegos y acaba de ser objetado el traspaso de esa causa a la Justicia Militar, cosa que le hubiera permitido –de llevarse a cabo- eludir el nivel estrictamente penal.

¿Comprende ahora?. También tendría otras regalías, que asegurarían su “incuestionable” lealtad al régimen.

La aparición en el horizonte político del ex Ministro Lavagna, apadrinado por dos personajes de no poca monta, sobre todo uno de ellos a quien nuestro palmípedo no vaciló en traicionar en pago por el poder recibido e intentar hacer desaparecer (políticamente hablando) y de un tercero (adivine quién es), infinitamente más inteligente y peligroso, ha llevado a nuestro ya inquieto líder a la confusión total.

Esto, sumado a la convicción de que las estadísticas –pagas y pagadas- no reflejan en absoluto la realidad, que aquella fábula que atribuía al Gobierno mayoría absoluta en las próximas elecciones cae por el propio peso del absurdo, que la imagen presidencial se deteriora veloz e irremediablemente día a día ayudada por el hartazgo de la gente por su eterna política de confrontación (cansan los guapos...; mejor aún, llega el momento en que nadie les cree), hacen que solamente pueda contar –llegado el momento- con el “voto cautivo” que significan millones de personas viviendo de la caridad estatal (en la miseria a pesar de esa limosna, sin trabajo, sin autorrespeto y con la más absoluta imposibilidad de poder insertarse en la sociedad y mucho menos de tener su universo propio) y que este sea el único recurso seguro para lograr le elección de “un pingüino” o de “una pingüína”.

Agréguese a lo anterior que todavía faltan 16 meses para las elecciones del 2007, lo que hará que el desgaste sea tremendo si no se logra –ya se verá con qué subterfugio lo intentarán- adelantarlas.

El conocimiento de estos hechos hace que nuestro guapo arremeta sin dudar (y sin pensar) contra todo lo que pudiera llegar a oponérsele, situación que lo debilita más aún. Haciendo gala de una verba cada vez más inflamada habla de tiempos idos, viejas conspiraciones y desprestigiados cenáculos, demostrando tan poca originalidad como la que realmente tiene, dado que fue solamente el producto de una circunstancia política y de ese “dejar ser” tan argentino que permite el crecimiento desmesurado de la imagen de cualquiera, sobre todo si logra tener el “control de la caja”.
¿Comprende ahora la razón del título de este artículo, amable lector?. Dios nos guarde...

Justo Pastor AYARZA